Si no pones precios en el escaparate, lo pagarás caro
Uno de los errores más frecuentes en el
comercio tradicional es infravalorar la indicación de precios. Esto es
especialmente grave en el escaparate. No lo es menos en el interior,
pero de ello me ocuparé en otro momento.
Tradicionalmente, al escaparate se le considera el mejor vendedor de un comercio.
Sin embargo, la efectividad de un
escaparate disminuye de forma dramática si los productos mostrados no
tienen indicado el precio, y es que cuando un escaparate muestra sus
productos sin indicar el precio, el cliente tiende a pensar que la razón
es que estos artículos son caros. Lamentablemente, no siempre es así y
se pierden muchas oportunidades de venta por ello.
Hay comerciantes que todavía piensan que
por no indicar los precios, el cliente entrará a preguntar y aumentaran
así las posibilidades de plantear una venta. Lo cierto es que, de tener
los precios indicados en el escaparate, ya se estaría iniciando una
posible venta, incluso antes de que el cliente entre en la tienda. Por
otro lado, el cliente necesita estar seguro de que el producto por el
que se va a interesar está dentro de sus posibilidades y, en caso de
duda, generalmente, no entrará porque, al preguntar por algo, se sentirá
comprometido.
En el escaparate, además de figurar los precios, debería ofrecerse información breve del producto. Esto puede iniciar una venta.
Si los artículos expuestos son muy
similares entre sí, no será necesario indicar el precio de todos ellos.
Será suficiente con incluir los precios de una cantidad representativa,
que incluya los precios más bajos, medios y altos.
A veces será interesante hacer grupos de
productos con el mismo precio y utilizar sólo una indicación para todos.
Hay que tener en cuenta que, especialmente cuando nuestro cliente
quiere comprar un producto para regalarlo a otra persona, a veces el
cliente busca más un precio que un producto.
El tipo de indicación a usar dependerá de
la entidad del producto. Para productos de uso diario, podremos
utilizar indicaciones hechas a mano de manera informal. En el caso de
productos clásicos podemos componer el precio con piezas de números. Si
se trata de productos infantiles, podríamos utilizar cubitos de juguete
con números para componer el precio. Los productos de lujo requieren de
un tratamiento específico y que, en muchos casos, estará marcado por la
política comercial de la marca. Esto son sólo unas sugerencias, la
creatividad propia de cada uno puede dar muy buenos resultados.
En la indicación de precios no deberíamos desaprovechar la oportunidad de hacer branding.
Según Wikipedia,
branding es
el proceso de hacer y construir una marca con todos los recursos a tu
alcance. En otro post profundizaré en el tema pero, en esta ocasión,
quiero reforzar la idea de que, tras un vistazo en el escaparate, el
posible cliente debería tener claro qué ha visto, de qué marca es, para
qué sirve, qué beneficios le aportará su compra, cuánto cuesta y el
nombre de la tienda donde lo ha visto. Por tanto, en la tarjeta con el
precio debe figurar el logo del comercio.
Incluso en el caso de que no lo compre, o
ni siquiera le interese, si el cliente se va con esa información clara,
se llevará una buena impresión de nuestra tienda y la recordará cuando
esté interesado en algún producto relacionado con ella.
Reeditado: Elvijilante
Badalona 2014