El
ahogamiento supone la segunda causa de muerte accidental en menores de
19 años en Europa. Las condiciones climáticas en España permiten un
amplio periodo de contacto con el agua, aumentando el riesgo por mayor
exposición y constituyendo la segunda causa de mortalidad accidental en
menores de 14 años. Los ahogamientos en menores de 5 años se producen
sobre todo en piscinas particulares o de comunidades privadas y, en el
caso de niños mayores, suelen estar ligados a actividades acuáticas de
tipo lúdico en lagos, mar, ríos y canales, y, en ocasiones, asociadas al
consumo de alcohol.
En
el presente artículo, el Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones
No Intencionadas en la Infancia de la Asociación Española de Pediatría
proporciona una serie de recomendaciones para prevenir este tipo de
lesiones, tanto arquitectónicas como educativas y legislativas.
Introducción
El
agua es un elemento esencial en nuestras vidas y para la mayoría de los
niños este elemento constituye, además, un lugar donde realizar
deportes y una importante fuente de placer y diversión. Ya sea de
carácter recreativo o con fines competitivos, el contacto con el agua se
inicia de forma más precoz y en ámbitos cada vez más diversos (en
instalaciones de piscinas públicas o privadas, parques acuáticos,
centros de hidromasajes, en el mar, ríos, lagos).
La
OMS define ahogamiento como el proceso que determina una insuficiencia
respiratoria primaria como consecuencia de la inmersión/sumersión en un
medio líquido, con resultados que se clasifican en: muerte, morbilidad y
no morbilidad1–4.
Epidemiología
Más
de 5.000 niños mueren ahogados cada año en el conjunto de los países
que forman la región de Europa
Para la OMS. El ahogamiento supone la
segunda causa de muerte accidental en personas entre 0 y 19 años en toda
Europa5.
En
España, las condiciones climáticas permiten un amplio periodo de
contacto con el agua y, por tanto, un aumento del riesgo por mayor
exposición.
Los ahogamientos suponen el 13% de las principales causas de
mortalidad infantil por lesiones (0-14 años) y ocupa el decimotercer
puesto de Europa. Son además la segunda causa de mortalidad accidental
después de los siniestros de tráfico y se cobran alrededor de 450 vidas
al año entre las personas de todas las edades (461 fallecidos en 2011,
de los que 23 fueron menores de 15 años, y 438 en 2012, 28 de ellos
menores de 15 años).
Las
estadísticas solo reflejan las cifras de mortalidad que suponen la
punta del iceberg, puesto que por cada fallecido se van a producir otras
muchas lesiones que van a requerir visitas a servicios de urgencias o
ingresos hospitalarios, y producir sufrimiento y secuelas que pueden
resultar en graves discapacidades permanentes
6. Los saltos de cabeza causan más del 70% de todas las lesiones medulares relacionadas con actividades deportivas y recreativas.
Las
tasas de fallecimiento por ahogamiento varían según la edad y el
género, siendo los grupos de mayor riesgo los niños pequeños y los
adolescentes varones5,7–9.
El nivel socioeconómico y la pobreza también están ligados a un mayor riesgo de ahogamiento infantil
5.
En
el caso de niños pequeños, puede ocurrir con tan poca cantidad de agua
como 2 cm en el fondo de un cubo, una bañera, una piscina portátil o un
pozo.
Los
ahogamientos en menores de 5 años se producen sobre todo en las piscinas
particulares o de comunidades privadas, donde se ha demostrado que
pueden disminuir las muertes por ahogamiento hasta en
un 95% con el
simple vallado reglamentario de las mismas existente hoy en día para
piscinas comunitarias
10.
En
el caso de niños mayores, los ahogamientos suelen suceder en lagos, en
el mar, ríos y canales, donde tienen lugar actividades acuáticas de tipo
lúdico. A estas edades, al ímpetu adolescente además se le suma el
consumo de alcohol y drogas. El 25% de los casos de muertes por
ahogamientos se asociaron a consumo de alcohol
5,11.
Otro
tipo de lesiones están relacionadas con el atrapamiento por succión que
ocurre cuando un niño es retenido por las fuerzas de aspiración creadas
por el agua que pasa a través del drenaje sumergido en el fondo de una
piscina
1.
Debido a estas fuerzas, se producen lesiones en diferentes partes del
cuerpo; atrapamiento del pelo (la más común), succión del tórax, abdomen
(perianal y glútea, las más frecuentes) o de algún miembro
(habitualmente por la falta de rejillas en los drenajes), evisceración
de asas intestinales de diferente gravedad y la muerte por ahogamiento
por la succión e inmovilización en el fondo de la piscina
12.
Estrategias que se han comprobado efectivas para la prevención de ahogamientos
- –
La supervisión o vigilancia
de cualquier niño que se encuentre próximo a cualquier entorno
acuático, bien sea piscina, bañera, playa, cubos con agua, etc., es una
estrategia esencial en la prevención de los ahogamientos1,11.
Entendiendo como vigilancia adecuada cuando la distancia al menor es
inferior a la longitud del brazo del cuidador, es decir, tenerlos al
alcance.
- –
La presencia de socorrista
es la mejor forma de evitar los accidentes acuáticos que terminan en
ahogamiento. No obstante, un socorrista no puede supervisar a todos los
bañistas en cada momento, por lo cual
no se debe dejar de vigilar a los niños. Aunque las muertes son infrecuentes cuando hay un socorrista, se pueden producir
1,5.
En cuanto a las piscinas:
- –
El cercado completo
de las piscinas a lo largo de todo su perímetro, de tal manera que
aísle completamente la piscina del jardín y la vivienda, es efectivo en
la reducción de muchos de los ahogamientos de niños en piscinas1,8,10,13.
- –
El
cercado debe incluir todo el perímetro de la piscina, ser lo
suficientemente alto para evitar que se pueda trepar y saltar, y la
distancia entre el borde inferior del cerco y el suelo debe ser menor de
10cm para evitar que los
niños se cuelen por debajo del mismo. La puerta de la valla es el
componente más importante. El cierre debe ser automático y estar fuera
del alcance de los niños (al menos a una altura de 1,34 m del suelo). El
vallado nunca debe impedir la visión de la piscina1.
- –
Si
se utilizan lonas para cubrir las piscinas, deben ser firmes y cubrir
toda su anchura y longitud para evitar que los niños puedan atravesarlas
o colarse por los bordes de la piscina, y queden atrapados debajo de la
lona sin poder salir.
- –
La profundidad de la piscina debe estar indicada a los lados de la misma.
- –
Debe
prohibirse el lanzamiento de cabeza si la profundidad es inferior a
1,20 m y permitirlo solo si la profundidad es superior a 1,80 m. Sin
embargo, se debe recomendar que los niños se tiren a la piscina de pie
1.
- –
Los
vasos infantiles o de chapoteo también deben estar vallados para
impedir que los niños puedan acceder por sí solos. Si son vasos lúdicos o
polivalentes, se incorporarán medidas para evitar colisiones.
- –
Los
desagües de las piscinas, tanto públicas como privadas, incluidas las
de hidromasaje, deben tener dispositivos de seguridad que eviten la
succión y el atrapamiento del pelo u otra parte del cuerpo (rejillas o
cualquier otro mecanismo antiatrapamiento)
12.
- –
Si
se utilizan alarmas de piscina (alarmas en el interior para detectar
movimiento, alarma perimetral de infrarrojos, etc.), debe conocerse su
funcionamiento correcto, tanto por parte de los propietarios como de los
demás usuarios. Esta medida es insuficiente si se emplea como única
medida preventiva
1.
- –
Las
clases de natación y el aprendizaje de habilidades de supervivencia en
el agua, pueden disminuir las tasas de ahogamientos en los niños. Es
conveniente que los niños aprendan a nadar, sobre todo a partir de los 4
años. Sin embargo, la decisión de cuándo un niño debe iniciar dichas
clases debe ser individualizada. Existen estudios que afirman que
iniciar las clases entre los 1 y 4 años disminuye la tasa de
ahogamientos. Los padres deberán tener en cuenta la frecuencia de
exposición al agua, la madurez emocional, las limitaciones físicas y
otras cuestiones de salud, como la hipotermia, infecciones, daño
pulmonar por los productos químicos de las piscinas, etc. Los padres
deben saber que el impartir clases de natación a los niños pequeños o a
aquellos que no hayan adquirido suficientes habilidades no evita los
ahogamientos, ni proporciona una protección completa, por lo cual es
necesario mantener una supervisión continua. El saber nadar bien en la
piscina no implica que el menor esté a salvo en un entorno acuático
natural, por lo que nunca deberá nadar sin la supervisión de un adulto
1.
Intervenciones a nivel estatal
La
normativa vigente en España sobre piscinas ha permanecido casi
invariable desde la Orden del 31 de mayo de 1960, del antiguo Ministerio
de la Gobernación.
A pesar de haber sido actualizada con un Real
Decreto (RD 742/2013 de 27 de septiembre, por el que se establecen los
criterios técnico-sanitarios de las piscinas)
15,
las piscinas unifamiliares, donde mayor número de ahogamientos se
registran,
siguen exentas de cumplir normativas de seguridad, las cuáles
solo son aplicables a las de uso público
15.
Además, las piscinas de las comunidades de vecinos (donde se están
viendo actualmente un mayor incremento del número de ahogamientos) no
tienen un criterio común en las distintas comunidades autónomas, para
ser consideradas públicas o privadas.
Es
por ello por lo que desde el Comité consideramos que las acciones
requeridas para la mejora de la seguridad en el agua y prevención de
ahogamientos deben incluir:
- –
Establecer
unos mínimos de seguridad a nivel estatal dirigidos a armonizar la
legislación autonómica e incrementar las medidas de seguridad en las
piscinas que obliguen, entre otras, al vallado completo tanto de las
piscinas públicas como privadas
16–18.
Fuente Pública : Asociación Española de Pediatría
Reeditado : EuroterraExteriores - Shop.Exterior.es
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