Los inversores extranjeros vuelven a pujar por los grandes edificios de Barcelona
24 de abril del 2014

El mercado inmobiliario barcelonés vuelve a estar de moda.
Tras una caída del precio de los edificios de hasta la mitad, una
expansión turística constante y la existencia de propietarios que
necesitan hacer caja, la ciudad vuelve a estar en el punto de mira de
inversores internacionales y family offices, los instrumentos con los que las grandes familias gestionan su patrimonio. El
punto de inflexión lo marcó la venta de un lote de 13 inmuebles de la
Generalitat al brazo inmobiliario de la aseguradora francesa Axa en
junio de 2013. Desde entonces han llovido inversiones, hasta
los 1.300 millones en todo el año, según la consultora CB Richard Ellis.
Las operaciones de este año suman otros 200.
Los principales proyectos son hoteleros.
El grupo andorrano Emin Capital anunció la compra de la Torre Agbar por
250 millones de euros para abrir un hotel Grand Hyatt. La operación
todavía está pendiente de cerrar, según fuentes del mercado, pero el
grupo ya se perfila como el próximo propietario del edificio Deustche
Bank, que ahora ocupa el despacho de abogados Cuatrecasas y que Emin
Capital quiere transformar en otro hotel.
Las mayores operaciones cerradas en Barcelona responden a finalidades turísticas. El
capital catarí entró en Barcelona el verano de 2013 para quedarse con
el hotel Vela por 300 millones y este año un fondo del ejército de ese
país se ha hecho con el hotel Reinaissance, en la calle de Pau Claris,
por 78,5 millones. Fuentes del mercado explican que Amancio
Ortega, a través de su inmobiliaria Pontegadea, también explora abrir
un hotel en la antigua sede de Banesto, en la plaza de Catalunya,
cuyo crédito compró al banco malo por 69 millones de euros. “Hay mucha
demanda de edificios antiguos para reconvertirlos en pequeños hoteles o
apartamentos”, asegura el delegado en Cataluña de JLL, Jordi Toboso.
Los primeros en llegar fueron los fondos oportunistas, pero ahora ya están todos: institucionales, de pensiones, soberanos… Los family offices también han regresado. La semana pasada dos firmas familiares —Espelt y Ayuso— se hicieron con edificios de la Generalitat.
“Hay todo tipo de fondos, desde oportunistas a los más conservadores,
aunque los primeros lo empiezan a tener más complicado porque las
ofertas son más agresivas”, asegura el director de Inversión de CB
Richard Ellis en Barcelona, Xavier Güell. “Hay mucho interés en el
mercado barcelonés”, confirma Anna Gener, directora de Aguirre Newman en
Barcelona, “pero en este primer trimestre todavía ha habido pocas
operaciones porque no abunda el producto que buscan estos fondos:
edificios bien ubicados para alquilar”.
Esa “falta de producto” a la que
aluden los intermediarios es notoria en los inmuebles de oficinas en la
zona tradicional de negocios: el paseo de Gràcia y la Diagonal.
Las principales operaciones de este segmento se cerraron en las
cercanías de esas dos calles. Deka compró a Casacuberta un inmueble en
Ronda de Sant Pere- o bien en el 22@, donde Deutsche Bank compró el
crédito del parque empresarial Metrovacesa. Anna Gener añade que la
“estructura de propiedad” predominante en Barcelona no ayuda a que
salgan más edificios al mercado.
El sector considera que cuando
el mercado inmobiliario se vaya recuperando se incorporarán más actores
—como las nuevas sociedades cotizadas conocidas como socimi— y el
interés volverá al residencial. “Hasta ahora hemos visto sobre
todo movimientos en el segmento hotelero. El siguiente serán operaciones
comerciales, y luego veremos ya la venta de carteras residenciales”,
asegura el responsable de Inmobiliario de PwC, Juan Velayos. Cree que a
partir de ahora las ventas de inmuebles serán puntuales y, en cambio,
serán más corrientes las transacciones de carteras, como las que ha
sacado al mercado la Generalitat o la Sareb. De hecho, este año se ha
producido ya una gran operación residencial: la compra del llamado
Edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en Barcelona, por parte
del magnate del textil indio Harry Mohiani por 56,4 millones a través de
un instrumento de Hong Kong.
La gran operación que debe
cerrarse en las próximas semanas es la del edificio Deustche Bank, que
supondrá a la vez el traslado de Cuatrecasas al 22@. Hay
otras pendientes. Como el paquete de 13 inmuebles de la Generalitat que
ha salido a la venta por 215 millones de euros. Al margen de este lote
está la Bolsa de Barcelona, una de las transacciones más complejas.
La Generalitat negocia su traslado al Palau Robert para que el inmueble que ahora ocupa en el paseo de Gràcia salga a la venta. El sector apuesta darle un uso comercial, dada su ubicación, sin descartar el hotelero.
El mismo uso se prevé que tenga la Casa Burés, que la Generalitat sigue
tratando de vender después de varias subastas desiertas, según fuentes
del sector, porque el precio era muy elevado por las grandes inversiones
que requiere rehabilitarla.
Fuentes del sector añaden que cabe
seguir quién se hará con la cartera crediticia de Eurohypo y prevén que
saldrán al mercado carteras inmobiliarias que algunas empresas ajenas al
sector acumularon durante la época de bonanza. Las mismas fuentes
aseguran que se espera que Husa, en concurso de acreedores, ponga a la
venta algunos de sus hoteles. Por último, la Generalitat busca nuevas
ubicaciones en alquiler para Economía y probablemente para Medio
Ambiente y Agbar está pendiente también de hallar sede después de
anunciar que dejará la torre que diseñó el arquitecto Jean Nouvel.
Fuente:
Elvijilante Badalona Abril 2014
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